Vecinos de Providencia denuncian inminente cierre del último huerto comunitario urbano de la comuna


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Se trata de 700 metros cuadrados autogestionados por vecinos y vecinas en los últimos 5 años, que han sido cultivados con especies comestibles, medicinales, ornamentales y nativas bajo métodos de cultivo que establecen un rol particular a cada planta para que en su conjunto establezcan un poderoso equilibrio entre polinizantes, polinizadores, depredadores, cultivo y recolección de alimentos.

Su historia comenzó hace 5 años, cuando la Municipalidad de Providencia convocó a los vecinos del barrio Santa Isabel para que decidieran el uso que se daría a un espacio denominado “Patio Vecinal” dentro del entonces Centro de Creación,  Infante 1415, ubicado en la calle del mismo nombre.

Luego de varias reuniones, los vecinos acordaron hacer un huerto que comenzó con dos camas de cultivo de un metro cuadrado cada una. Durante esos primeros años, el huerto recibió el apoyo del municipio y, con el entusiasmo de la comunidad por integrarse, creció en superficie e infraestructura, beneficiando así a colegios, jardines infantiles, centros de adultos mayores y comunidades terapéuticas.

Si bien en los últimos casi tres años, este lugar ha contado con abastecimiento de agua para regar y vigilancia municipal, el huerto ha venido funcionando básicamente con el apoyo económico y el trabajo voluntario de vecinas y vecinos que representan a unas 60 familias.

Actualmente, los que participan en esta iniciativa están organizados  en turnos de riego y trabajos de siembra, poda, cosecha, deshidratado; realizan compost, reparan y construyen camas de cultivo y otras estructuras del huerto.

El huerto se ha constituido en un espacio para compartir, integrando a una diversidad de personas (de diferentes roles sociales, oficios y profesiones) sensibilizadas y conscientes del medio ambiente y la naturaleza, comprometidos en conformar vidas urbanas más sustentables, considerando los ciclos de la vida y la importancia de la existencia de espacios que alberguen tal complejidad. 

Niños y niñas tienen la oportunidad de no sólo jugar en un lugar que para ellos es  mágico, sino de criarse y crecer en una cultura del cuidado comunitario hacia el medio ambiente y los espacios vecinales, una cultura del compartir y crear en conjunto.

Sin embargo, todo este sueño construido voluntariamente y por amor a la naturaleza, podría desaparecer, luego que los coordinadores del Huerto Eduardo Morales, Kristin Meyborg, Ramón Calderón y Camila Barreau fueran notificados por funcionarios municipales del cierre y desmantelamiento del espacio debido a la construcción de un nuevo CESFAM. «Nos dijeron que teníamos 20 días para sacar todo, hoy el plazo es de 60 días», señala Eduardo Morales, uno de los coordinadores, en medio de la incertidumbre sobre la continuidad y destino del huerto.

Eduardo agrega que en la última reunión con representantes municipales, presentaron un proyecto de huerto terapéutico, «que podría convivir perfectamente con el futuro CESFAM», destacando que hay experiencias nacionales e internacionales al respecto».

«Esta decisión se contradice con el interés demostrado públicamente por las autoridades de la Municipalidad de que Providencia sea una comuna verde y amiga del medio ambiente. Esto es un portazo además a la participación ciudadana».

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