Océanos del sur del mundo: Depredadores tope y el riesgo de las pesquerías industriales

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Por Lucas Krüger del Departamento científico del Instituto Antártico Chileno

Los depredadores tope son animales que están en la cima de las tramas tróficas: se alimentan de otros animales, pero tienen pocos o ningún depredador natural. En los océanos del hemisferio sur destacan los mamíferos y aves marinas, con representantes distribuidos ampliamente alrededor del globo, pero que tienen importantes hotspots de diversidad en los océanos del sur, incluyendo las aguas antárticas. Por ejemplo, los océanos australes son los principales centros de diversidad de pingüinos y albatros, concentrando el 94 % y 82 % de las especies, respectivamente.

La pesquería industrial es la principal amenaza para los animales marinos en la actualidad y es una de las actividades humanas con más amplio espectro de impacto en el planeta. Los depredadores tope son particularmente vulnerables, pues buscan los mismos recursos que las pesquerías. Así, pueden sufrir los impactos de la pesca de dos maneras: a través de la competencia por recursos alimenticios o mortalidad por captura incidental en las artes de pesquería.

La competencia con las pesquerías es particularmente alta en las zonas oceánicas temperadas y subantárticas del hemisferio sur y ha llevado a reducciones poblacionales importantes. Las principales especies con una amplia distribución en los océanos australes tienen un solapamiento considerable de sus nichos ecológicos (las características ambientales de las cuales son dependientes) con las áreas de pesca, lo que las exponen a un mayor riesgo de pérdida de hábitat y consecuente riesgo de extinción.

Sin embargo, las instituciones regionales de manejo de la pesca han sido exitosas en reducir algunos de los peores impactos de las pesquerías sobre muchas especies de depredadores tope. Por ejemplo, las medidas tomadas por la Comisión para la Conservación de los Recursos Vivos Marinos Antárticos (CCRVMA) y por la Comisión Internacional para la Conservación del Atún Atlántico (CICAA) fueron capaces de reducir sustancialmente la captura incidental de aves marinas y mamíferos marinos en las pesquerías ocurrentes en sus áreas de actuación.

La principal herramienta para salvaguardar a los depredadores tope de los impactos de la pesquería son las Áreas Marinas Protegidas (AMP), donde la pesca sea mínima o ausente.

Algunos estudios indican que las AMP no solo protegen a los animales de los impactos más importantes de la pesquería, sino que también son beneficiosos a la propia industria por permitir que los stocks pesqueros se recuperen de la explotación.

Aunque los océanos australes tienen algunas de las AMP más grandes del planeta, la proporción de área oceánica protegida en el sur es menor al 8 %. En este sentido, las áreas de alta actividad pesquera en zonas subantárticas en Sudamérica y las aguas antárticas al sur de los 60° S, son deficientes en AMP.

Los esfuerzos de la CCRVMA para crear una red de AMP en la Antártica vienen desde hace una década. Chile y Argentina propusieron en conjunto una AMP en la zona donde hay más conflictos entre conservación y pesquería en el océano Austral.

Esta propuesta tiene potencial como herramienta de manejo de la pesquería de kril en la península Antártica, permitiendo el uso racional de los recursos pesqueros sin amenazar la biodiversidad única de la región.

Algunos estudios recientes demuestran que es necesario que las medidas se enfoquen en la protección reactiva, o sea, concentrar esfuerzos en áreas de alta importancia para la conservación, pero de alto riesgo por las actividades pesqueras, algo particularmente relevante para los depredadores tope, ya que compiten con la pesca industrial.

Infografías del Instituto Antártico Chileno.

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