La agrohomeopatía como una solución 
en tiempos de crisis y cambio climático

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Por el Centro de Investigación en Medicina y Agroecológica (Cimasur)

 Con el 76% de su superficie afectada por sequía, desertificación o degradación del suelo, Chile estará entre los 25 países del mundo que sufrirá mayor estrés hídrico al año 2040, según un reciente informe del World Resources Institute.  Se trata de cifras preocupantes, que sin duda obligarán a los productores a buscar alternativas sustentables. 

Pese al oscuro panorama, la agrohomeopatía es una de las de las disciplinas que se está ganando un espacio en el futuro del sector agrícola como una alternativa sustentable, accesible, que respeta la idiosincrasia local y que es amigable con el medio ambiente, ya que no deja residuos tóxicos. 

El Centro de Investigación en Medicina y Agroecológica (Cimasur) ha sido pionero en Chile en su desarrollo, impulsando una serie de estudios y proyectos académicos. «La agrohomeopatía representa una tremenda contribución para los períodos de catástrofes que estamos viviendo, de lo que llamamos hoy cambio climático», afirma el director de Cimasur, Alejandro Montero.

El centro de investigación orientado al desarrollo de la medicina homeopática para el bienestar animal y la ganadería ecológica desarrolló recientemente una serie de seminarios y talleres en la Universidad Católica del Maule y en la Facultad de Veterinaria de la Universidad de Chile, donde dio a conocer los avances de sus investigaciones en agrohomeopatía, oportunidad en la que expuso la físico nuclear Niurka Meneses, investigadora de la Universidad de Berna y especialista en agrohomeopatía.

La experta cubana sostiene que esta disciplina puede transformarse en una alternativa concreta para los tiempos de crisis y cambio climático. «Se puede usar para fortalecer las plantas, favorecer la absorción de nutrientes, mejorar incluso la absorción de agua. Hemos domesticado a las plantas y les hemos dado todo. Simplemente lo que necesitan es recuperar su entorno natural», asegura. 

Al respecto, María Alejandra Yáñez, directora del Magíster en Producción Agropecuaria Sostenible de la Universidad Católica del Maule, señala que si bien la agrohomeopatía es una disciplina que puede ser controvertida, es necesario abrirse a nuevas alternativas. «Las soluciones convencionales no esetán dando resultados. Estamos hablando de un desastre climático, en el que lado hay escasez de agua, escasez de alimentos. Los agroquímicos y pesticidas se aplican descontroladamente, no hay conciencia. Pensamos que hay que mirar nuevas soluciones y este tema proporciona mucho debate», sostiene. 

En tanto, la ejecutiva de la Fundación de Innovación Agraria (FIA) del Ministerio de Agricultura, María Constanza Barros, reconoce que es necesario propiciar un cambio cultural para avanzar a herramientas distintas de las habituales. «Para nosotros es relevante apoyarlo y difundirlo, para que se puedan adoptar distintas técnicas, y que los cultivos y la producción migren a técnicas más limpias y menos degradadoras de suelo y del medioambiente», afirma. 

Mecanismo de acción

La agrohomeopatía propone actuar sobre los procesos biológicos de la planta para mejorar su producción, influyendo en su crecimiento, control de enfermedades o plagas. En términos simples, es la homeopatía aplicada al campo y a los cultivos. Se basa en el uso de bioterápicos (conocidos como isodes o nosodes) provenientes de virus, hongos o bacterias, que son potenciados homeopáticamente y se aplican al animal enfermo o planta infectada.

A través de un proceso conocido como epigenética, se entrega información a nivel celular. «Si una semilla no tiene capacidad para resistir ciertas situaciones de sequía o de exceso de rayos ultravioletas, lo que hace el producto homeopático es generar las condiciones, que hacen que cuente con esa información», explica Montero.

La agrohomeopatía permite trabajar no solo con la planta, sino que también con el suelo que presenta elevados niveles de intoxicación, además de estimular los procesos de germinación, floración o fertilización.  «El uso de fertilizantes y productos químicos lo que hace es desequilibrar todo el sistema agroecológico. Cuando usamos un exceso de fertilizantes, estamos afectando el suelo, porque le estamos agregando algo que normalmente no existía en el suelo y este no tiene la capacidad de drenar y procesar todo ese material, y al final se convierte en un tóxico, en un veneno», explica Meneses. 

Desarrollo en Chile 

Cimasur ha desarrollado una serie de investigaciones en Chile y en el extranjero, cuyos resultados han sido analizados por distintas universidades, y que avalan la eficacia de la agrohomeopatía para el tratamiento de cultivos y control de enfermedades en animales. 

Entre otros estudios, se encuentra una investigación desarrollada entre 2013 y 2014 en conjunto con la Universidad de Concepción y la Universidad Católica de la Santísima Concepción para el control de parásitos en ovinos, y que reveló que la eficacia de la aplicación de una solución homeopática, sin generar efectos secundarios. 

En 2016, en tanto, llevó a cabo el proyecto para validar una estrategia agroecológica y homeopática de prevención y control de la varroa, uno de los principales problemas que afecta a la apicultura. Se trata de una enfermedad que es provocada por un ácaro que ataca a las abejas. El estudio, realizado en conjunto con la Universidad Austral de Chile.

La propuesta comprendió la implementación de buenas prácticas agroecológicas y el desarrollo de productos homeopáticos orientados a fortalecer mecanismos inmunitarios y metabólicos, para reducir la infestación del ácaro a niveles tolerables, que no influyan en la productividad de las abejas.

El director de Cimasur explica el desarrollo de la agrohomeopatía en Chile todavía es incipiente, principalmente porque la apuesta de servicios estatales y empresas agrícolas está orientada al modelo de «revolución verde», que privilegia el uso de fertilizantes químicos o procesos industriales.  «El desprestigio que se monta contra la homeopatía es muy alto, entonces la gente a priori tiene un prejuicio. Es un trabajo difícil, pero que está comenzando a crecer porque esto se instaló como un trabajo de investigación con universidades, en los mismos profesionales que hoy operan en las versiones de la revolución verde son más receptivos», puntualiza.

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